miércoles, 12 de enero de 2022

 

 

RUTA A TRESVISO


Era el 18 de diciembre de 2021.

 En nuestro calendario anual figuraba la ruta de la Calzada Romana (Pesquera- Bárcena de Pié de Concha). Una cuidadosa organización nos tenía preparada la caminata y una comida de hermandad para celebrar la última salida  del año en uno de los renombrados restaurantes del pueblecito de Helguera. Se habían apuntado alrededor de 40 miembros. Traslado: cómodamente en autobús. Pero el COVID, que parece haberse empeñado en fastidiar planes, truncó nuestra agenda. No quisimos arriesgar, éramos muchos y los espacios cerrados. Suspendida.

¿Acaso el Argayu iba a quedarse así, sin más? De ninguna manera, el Presi se puso presto a buscar en el fondo de armario y sacó un Plan B: LA RUTA DE TRESVISO, una ascensión de unos 800 metros, muy bien aireada. 


A las 9 de la mañana nos dimos cita en el aparcamiento de Urdón dispuestos a pasar un día estupendo. 
A esa hora la temperatura era  fría y húmeda, sobre nosotros solo asomaban riscos y peñas,  parecía no existir el cielo. Estábamos al fondo de la canal. 


Comenzamos a subir por la senda de Tresviso, obra que fue construida en el siglo XIX  para poder bajar  hasta el Deva el cinc de las minas que se explotaban cerca de esta localidad.  Durante varios metros anduvimos paralelos al río Urdón.  A medida que ascendíamos por aquellos tornos podíamos contemplar con mayor perspectiva tanto la vista de la parte alta de la canal como el macizo de Ándara.





 




  Un alto en el camino para reagruparnos.


                                                 
Anna que llevaba varios meses lesionada, había decidido probarse con esta exigente ruta.
Aquí la tenemos dándolo todo.


 
La Lore, que aún mantenía su gorro puesto por el frío, observaba como el azul del cielo empezaba a estar un poco más cerca.


A media mañana hicimos la parada del plátano. Un alto en el camino para hidratarnos y reponer fuerzas  ahora ya bajo un sol radiante y sin una sola nube en el cielo.  
La ropa de abrigo a las mochilas. 
Habíamos dejado el frío en el fondo del valle.
                                                     



Las chicas del moño posaron muy risueñas para la foto. 


Seguimos nuestro ascenso por los tornos hasta llegar al Balcón de Pilatos desde el que se observa una panorámica de toda la zona. 



Desde este punto continuamos hacia las invernales de Prías , habíamos ascendido unos 700 metros. Pasamos por la Fuente Abrevadero y continuamos subiendo hacia el pueblo.



Durante los últimos metros de ascensión el paisaje nos fue mostrando algunas praderías lo que  indicaba que  Tresviso estaba cerca.   Un último repecho y el pueblo.






Rastreando un poco la historia parece que las primeras referencias a  Tresviso o Tres - Visu datan del año 942 en el cartulario de Santo Toribio aunque la villa como tal se formó en 1.822. Su nombre  podría venir del latín trans visum, tras el collado desde el cual se empieza a ver un lugar.   

Hoy día se encuentra íntegramente en el Parque Nacional de los Picos de Europa siendo famoso por su queso picón con Denominación de Origen.




Cada ruta que hacemos con nuestro Club es una experiencia única. Nos gusta todo, ascender, descender, cansarnos, pasar calor, frío, disfrutar de la panorámica, llegar al destino... y un largo etcétera, dentro de cuyo etcétera hay un sitio preferente  para uno de nuestros mayores placeres: sentarnos a degustar las ricas viandas que como compañeras de fatigas nos acompañan dentro de  nuestras mochilas. 










Y después no puede faltar una buena siesta al sol de mediodía.


El regreso lo hicimos por los mismos tornos.

Utilizando esta senda con buenas botas, bastones de ayuda y el riesgo de pegar algún traspiés que no siempre conseguíamos evitar, me venían a la cabeza aquellos personajes de antaño bajando por estos tornos empinados de piedra suelta con caídas a ambos lados en vertical,  guiando sabiamente a sus caballerías cargadas con el material de las minas. Pensar en una colección de mulas bajando por estas revueltas me parece casi un imposible. Probablemente para aquellos lugareños era lo normal, la vida diaria. 
 
Nosotros dejamos atrás Tresviso y a sus gentes y empezamos el descenso con la luz del atardecer.




Un alto en el camino para admirar tanta naturaleza en esta puro.


Parada de nuevo en el Balcón de Pilatos.

 Y de esta manera felices y contentos llegamos al aparcamiento donde nos estaba esperando Javi Caloca para darnos un cálido recibimiento.


Hasta pronto Argayu



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