EL PUERTO DE EDES
SABADO 4 DE MAYO DE 2024
El macizo oriental de los picos de Europa, conocido como macizo de Ándara es uno de los espacios más especiales del parque nacional . Los vertiginosos desplomes, canales y desniveles en su vertiente lebaniega, hacen que adentrarse en él siempre suponga un esfuerzo suplementario para el montañero que se aventura en aquellos andurriales solitarios y virginales. Visitado en la actualidad, y poco sometido a la actividad humana se muestra como un territorio salvaje donde las especies prosperan en una naturaleza única.
Fue precisamente en Ándara donde la historia del arte español abrió una de sus páginas más brillantes de la mano del pintor Carlos de Haes, fue aquí donde el paisaje, que durante siglos había sido el telón de fondo de innumerables composiciones pictóricas, alcanzó el protagonismo que le correspondía. En la foto la canal de Mancorbo - cuya parte superior alcanzaríamos - es una de las obras maestras del museo del Prado.
El puerto de Edes fue una propuesta de nuestras guías Sonia ( P.GM) y Noelia, que como agente medioambiental nos ofreció numerosas explicaciones del recorrido, ya que discurría por un espacio donde ella desarrolla su trabajo.
Fuimos abrigados y rezando pues el día pronosticaba agua, un agua que no nos echo para atrás y que a lo largo de la jornada nos respetó la actividad deportiva. Fue el pueblo de Brez el punto de partida de nuestro itinerario, al cual regresaríamos, pues la ruta era circular.
El comienzo de la ruta es compartido con otra popular ruta, llamada de las Arredondas, en un principio discurre por los caminos utilizados por los habitantes de Brez. El campo estaba muy verde por las recientes lluvias.
Este año estamos teniendo un extraño tránsito de invierno a la primavera y a finales de mayo aún hay muchas chimeneas encendidas en Liébana, la nieve sigue colgada en las canales de los picos... de esos días en que sales a la montaña y no sabes que ponerte.
Fue un lujo contar con Noelia como guía, nos fue señalando algunas de las singularidades botánicas de la zona, en este caso el Quercus faginea ( roble enciniego ), que es como le denominan los habitantes del lugar , ya que sus hojas le asemejan a la encina.
Abandonamos la circular ruta de las Arredondas y nos adentramos en la canal para ir progresivamente cogiendo altura, sobre la montaña, en la foto, podemos ver el marcado camino que tomaríamos . Son las huellas del pasado minero de esta zona de los picos.
Las lluvias de abril propiciaron la floración de la genista (genista scorpius) fue un placer caminar en medio de las sufridas argomas, que a falta de pastoreo van recuperando su protagonismo en las laderas, oro para nuestros ojos, festival para las abejas.
Volviendo la mirada vemos las nubes cargadas y sombrías sobre nuestras cabezas , es parte del camino recorrido y del pendiente de recorrer, al fondo el castro de la Cerra y la cordillera Cantábrica, que aún luce tocas de nieve.
No es la más alta, pero sin lugar a dudas es una de las cumbres más bellas de todo el parque. La Tabla del pino ( 2.158 m ), surge de entre la niebla como perpetuo centinela de estos lugares. Aún lucía un collar de nieve que ensalzaba su privilegiada geometría.
Seguimos ascendiendo, había que remontar un desnivel de 872 metros hasta alcanzar una altura máxima de 1.440 m y un recorrido total de 11,98 km. con 7 horas 9 minutos de tiempo empleado; todos estos datos quedaron recogidos y publicados en wikiloc gracias a la colaboración de nuestro compañero José Ramón.
Dos ejemplos de la flora que estaba despertando en esta primavera pasada por agua y que está vistiendo de color nuestras montañas.
Las hayas se acomodan en las laderas que surcábamos, aún lucían su desnudez invernal, el terreno y las condiciones iban variando, encontramos parte del camino embarrado por las últimas lluvias, un obstáculo que superamos con un poco de pericia.
Es la altura y la dificultad para extraer la madera en estos parajes lo que hace que algunos árboles mueran de pie, a veces victima del rayo o de la edad, pero siempre bellos jalonan nuestro camino.El puerto de Edes tiene una ubicación privilegiada. 1000 metros de roca por encima de nuestras cabezas hasta la Morra de lechugales 2.444.m y 1000 metros por debajo hasta el fondo del valle a 300 metros. En mitad de todo, nuestros ojos y cámaras tratan de capturar un poquito de la belleza que nos rodea.
Las nubes ocultan la masa rocosa que duerme en su particular cronología, la nieve próxima no indica que alcanzamos los tramos altos del recorrido.
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