lunes, 17 de junio de 2024

PICO CORDEL

 PICO CORDEL 2062 m.

LOS NUEVE DEL CORDEL ENCUENTRAN A BAMBI

1de junio de 2024



Las viejas montañas de la cordillera cantábrica han forjado a través de millones de años una personalidad propia, recorrerlas , recorrer su piel supone sumergirse en un viaje en el tiempo en el que las rocas hablan, dándonos a conocer los muchos avatares que las forjaron. El pico Cordel es buen ejemplo de ello, cima con perfil y personalidad propia, da nombre a una sierra y junto con la del Hijar conforman la herradura que hoy conocemos como Alto Campoo. Hasta allí llegaron nueve montañer@s del grupo de montaña El Argayu,  una mañana en la que junio traía en la mochila todas las estaciones.



Los guías de la ruta fueron Pepito de Ucieda y Alfonso ( Al Toledano ) ambos de la gloriosa quinta del 57. Dos tipos duros de pelar, que cuando la cosa se pone difícil, ellos suben cantando canciones montañesas.


Eran las 10 de la mañana y los nueve del Cordel posan junto a la iglesia de Hoz de Abiada, en la plaza del abuelo, donde hace años vivía un nogal centenario conocido con ese nombre. Estaba catalogado como uno de los árboles singulares de Cantabria.


Primeros pasos a la salida de Hoz de Abiada, es la única zona arbolada de todo el recorrido, la ausencia de árboles en el camino nos habla de las duras condiciones de vida estas montañas, con duros inviernos y una escasa capa fértil.


Tomamos una larga pista de montaña con limitaciones de acceso , en ella fuimos ganando poco a poco altura, el trazado es constante y nos vino muy bien para calentar la musculatura antes de afrontar lo que nos esperaba.


Con el fondo azul y las cumbres de Cuchillón y Tres Mares ascendemos por la pista en la que emerge parte de la vegetación dominante, en la que sobresale, la genista y los brezos, así como otras especies que encuentran en la primavera sus motivos para florecer.


Con el transcurso de las horas, el azul celeste se transforma y las nubes nos anuncian el cambio atmosférico,  otros meteoros harán aparición , viento, niebla y frío aportaran la pimienta de esta gran aventura que comenzábamos a vivir.


Tras hora y media de andadura llegamos a un minúsculo refugio de pastores, hay allí una buena majada de altura que suelen frecuentar vacas y caballos, el refugio aunque está en una deficiente situación aún está en condiciones de dar cobijo a una   emergencia a tres o cuatro personas. Al fondo el pico Cordel.



Aprovechamos el pequeño refugio y que en ese momento nos acompañaba el sol para hacer la paraduca "del plátano" al fondo las altas lomas del pico Igüardi. Nosotros ya estábamos a 1443m.


Esta zona de la sierra del Cordel es un espacio de protección especial de paso y hábitat  para las aves, nadie puede construir aquí...lo que si se permite, es tener ruinas como la de la foto, ante la cual las autoridades permanecen impasibles, no basta con restringir los espacios, hay que mantenerlos y exigir su mantenimiento...Cantabria infinita.





A partir de los 1500 m cambia la vegetación, un estrecho sendero se abre paso entre las escobas, brezos , piornos y un suelo de piedra suelta. La vegetación conquista espacios que otro tiempo ocuparon ganados de montaña. Estamos en el llamado Peñascal de la señoruca.



Superamos el Peñascal y  dejamos atrás las vistas del valle de Alto Campoo. El cielo se vuelve plomizo a medida que avanzan las horas. Nuestro guía Pepito cerrando el grupo de las chicas guerreras de El Argayu.



La pendiente se suaviza cuando caminamos por la ladera del pico Igüardi, cambiamos de vertiente, en el horizonte  La Colladía 1732 m. Al otro lado los puertos de Sejos, de allí vendrá la niebla que nos acompañara hasta la cumbre.



La Colladía antes de nuestro encuentro con la niebla, todo cambiará , la niebla traerá sobre todo frío en altura, la equipación es determinante si no quieres pasar un mal día, pasaremos del azul celeste a unas condiciones casi invernales, el pico Cordel exige un peaje.



Cruzamos la estacada divisoria entre las puertos de Sejos y Campoo, la estacada llega casi hasta la cumbre.  Aunque nos sumergiremos en la niebla , esta línea nos servirá de orientación para no perdernos ,333 metros nos separan de la cima.




Cercados por la niebla y cruzando el vallado, la pendiente es fuerte y constante. SuperMonse se emplea a fondo y con gran estilo montañero, menudo coraje. No se arruga ante nada.



Y a dos pasos de la cumbre, a más de 2000 m, la gran sorpresa y regalo del día ...nos encontramos a BAMBI. la fauna se mostraba con una de las especies emblemáticas de estas montañas, el cervatillo estaba solo y al abrigo de las rocas, esperaba acurrucado que pasase la inclemencia de este junio loco. No se asustó ante nuestra presencia y se dejó fotografiar como si de una estrella se tratase.




Y por fin la cima del Pico Cordel, en los últimos metros la cumbre se manifiesta rocosa dejando atrás las laderas herbosas y los senderos, cima pétrea donde una cruz y un nacimiento metálico  nos indican que hemos alcanzado nuestro objetivo.




Alegría en el grupo por el reto alcanzado, 1 de junio, viento, frio, niebla venían a poner pimienta a una ascensión que recordaremos por muchos años ...quien allí estuvo, lo sabe ( los nueve del Cordel ).




¿ y aquí, cuando se come...? pues se comió en la misma cima , al amparo de un improvisado refugio que allí hay, aquel parapeto nos parecía el más cálido de los restaurantes, buen ambiente, buenas viandas y mucha camaradería. Abrigándonos los unos a los otros.



Pero todo montañero sabe que la verdadera cima está en el valle, hay que bajar, la cumbre solo es la mitad del trayecto, en la bajada siempre se acusa el cansancio y hay que poner mucha atención, la geología cambia radicalmente en esta vertiente de la montaña.





La niebla cerca nuestros pasos y todo se complica, hay  que descender un muro rocoso que sale a nuestro encuentro...pero los guías tienen ojos en la niebla y guardan en su memoria el reconocimiento hecho unos días antes .






Reunimos al grupo antes de afrontar el muro, el suelo es totalmente cambiante, pudingas fluviales se extienden a nuestros pies, cantos rodados en argamasa de líquenes y mortero fraguado en la noche de los tiempos, es la magia de la sierra de El Cordel. 



Una brecha entre los grandes bloques de conglomerado nos permite alcanzar una zona más cómoda donde se abren los espacios y se vierten las aguas hacia Cuencagén.



En está vertiente de la montaña ( camino de  la estación invernal de Brañavieja ) encontramos un abandonado refugio que en otro tiempo tuvo mejores días, pero que aún hoy serviría para alojar a montañeros en apuros. Alodia y Monse de asoman a las destartaladas ventanas, sabedoras de que nuestra jornada esta próxima al final. 





Saliendo del refugio un camino nos lleva hasta la estación de Brañavieja 1580 m. Es el final de nuestra ruta (450 metros de descenso ), allí nos esperaban Pilar y Lupe para recogernos en coche y llevarnos al punto de salida´.


En la estación encontramos varios paneles explicativos que nos hablan del pasado glaciar de estas montañas y de como los hielos modelaron lo que hoy nuestros ojos observan. Aquí nacen las primeras aguas que alimentan al Padre Ebro. (esta iniciativa de divulgación la echamos en falta en el parque nacional de los Picos de Europa).


Los nueve de El Cordel y su equipo de apoyo, quedará para el recuerdo esta gran jornada. el Picu nos enseño muchas cosas en este día de Junio, lecciones por aprender, sabiduría que se acumula, sueños de nuevas aventuras.


Es verdad, no había árboles,  pero aquellas ásperas laderas guardaban tesoros de flora y fauna  de gran belleza, es la tierra alta de Campoo, un paraíso por explorar en el corazón de la Cantabria infinita. 1033 metros de ascensión  que al final de la jornada nos hace sentir esa maravillosa sensación que nos invita a volver y  sentir el viento en la cara.

                                                                                             Salud y montañas bellas.

                                                                                           Alfonso Martínez Toledano.

                                                                                        cronista del Grupo de Montaña El Argayu.