Hoy me he adentrado en la historia de mi tierra, para ello he ido a la antigua capital de Cantabria, Amaya. Hoy en día dentro de la provincia de Burgos.
Os dejo un poco de la historia de Amaya, y las fotos que he tomado.
Faltan las fotos del Castro Cántabro, se encuentra en la cumbre de Peña Amaya.
La primera ocupación de Amaya
se sitúa en la Edad del Bronce hace unos 3000 años. Posteriormente pasará a ser
un importante castro de los Cántabros. Pueblo celta proveniente de la Europa
central. Se calcula su llegada a Amaya por el 900 a.C. Estaban divididos
en diferentes tribus, Concanos, Vellicos (Monte Cildá en Mave), Blendios...,
siendo estos últimos los que habitaban la Peña Amaya. El resto de la comarca
estaba ocupada por los Tumorgos. El pueblo cántabro resistió y no se
sometió a los Cartagineses, y luchó hasta el final contra Roma, siendo uno de
los últimos pueblos en resistirse a ser "civilizados" por los
romanos.
La más encarnizada lucha se sitúa entre el 29 y el 19 a.C, con la caída final
de la península. Rodeados por las ciudades y campamentos romanos de Segisama
(Sasamón), Pisoraca (Herrera de Pisuerga) y Julióbriga (Reinosa) resistieron
ferozmente hasta la llegada del mismísimo emperador Octavio César Augusto con 7
legiones (70.000 hombres):I Augusta, II Augusta, IV Macedónica (que
posteriormente se asienta en Pisoraca, Herrera), V Alaude, VI Victrix, IX
Hispaniensis, X Gemina y XX Valeria Victrix, aunque la V, VI y X operaron en
Asturias.. Los propios romanos narran el asedio al que sometieron a Amaya a
partir del 26 a.C. con la llegada del César. Finalmente los cántabros empezaron
a sucumbir a partir de la victoria romana en Monte Cildá.
Peña Amaya
El historiador Estrabón, relató historias de la encarnizada lucha y coste para
someter al pueblo cántabro" ...la táctica y el número obtuvieron la
victoria final, pero los vencidos dejaron pruebas impresionantes de su amor a
la independencia. (...) las madres que matan a sus hijos para que no caigan en
el poder del vencedor, el mozo que viendo a sus padres y hermanos prisioneros,
los mata a instigación de su mismo padre, el guerrero que invitado a un
convite, se arroja a las llamas, la mujer que se suicida después de acabar con
sus compañeros de cautiverio, los que se envenenan con el tóxico de hierbas que
llevan siempre consigo en previsión de la desgracia, y aquellos otros, mas
heroicos todavía, desde las cruces donde expían el castigo glorioso de haber
defendido su patria, insultan a sus enemigos y cantan alegres canciones de
guerra ... "
Una vez superada la resistencia, los romanos refundan en la Peña Amaya la
ciudad de "Amaia". Esto supondrá un período de paz y prosperidad para
la ciudad y la zona bajo el dominio romano, que finalizará en el año 472 d.C
con la caída del imperio.
En este período, los cántabros vuelven a tener un régimen de autogobierno.
Durante más de un siglo, tuvieron una total independencia, siendo gobernados
por una asamblea política de dirigentes.
En el 574, como cuenta la Chronica de Iohannes Biclarensis, el rey visigodo
Leovigildo, tomará la ciudad, matando a sus jefes. Mantendrá Amaya ocupada, siendo
usada como la fortaleza desde donde lanzar sus futuras expediciones. Por lo que
Amaya seguirá siendo un enclave importante en la era visigoda.
En el 711, la era visigoda empieza su fin, con la entrada de las tropas árabes
en la península. Será en el año 714 cuando Tarik cerca Amaya, asediándola
durante meses hasta que la falta de víveres de la fortaleza obliga a Amaya a
sucumbir- Consigue tomarla, expulsando a Pedro duque de Cantabria, padre del futuro Alfonso
I. Amaya será ciudad árabe hasta el año 734, cuando incapaces de sostenerla
militarmente ante la presión de la reconquista de los reyes cristianos
comenzada en el 718, aplican la estrategia de tierra quemada, arrasándola.
Será tomada finalmente, por el rey Alfonso I el Católico en el año 754 junto
con toda la zona de Saldaña y Mave. Pero seguirá siendo un territorio
despoblado debido a ser una zona de batalla en la que ni uno ni otro bando
sería capaz de sostener. De hecho, a la población cristiana, que por regla
general había sido respetada por los señoríos musulmanes, fué dirigida por
Alfonso I y llevada hacia el norte, al reino Astur-Cántabro. Quedó una zona
despoblada desde la cordillera cantábrica hasta el Duero. La situación se
agravó con unas posibles reiterativas sequías. También, los supervivientes de
los enfrentamientos se refugiaban en las montañas del norte y Asturias: “Eran
en poca tierra muchos hombres juntados. Visquieron castellanos grand tiempo
mala vida; en tierra muy angosta de viandas fallida. Lacerados muy grand tiempo
a la mayor medida; véyense en grand miedo con la gent descreyda".
No será hasta el 860, cuando el conde Rodrigo mandado por el rey y posiblemente
su hermanastro Ordoño I de Asturias, repuebla y restaura la ciudad, Amaya
Patricia, conscientes de la importancia estratégica de este enclave. El conde
Rodrigo reconstruirá la ciudad y fortifica con altas murallas, desde las que
gobernará los territorios que serán el embrión de Castilla la Vieja. En
la atalaya natural ahora conocida como "el Castillo", construirá una
inexpugnable fortaleza. En la altura intermedia asienta la ciudad con
población proveniente del norte. Gentes que una mano labraban la tierra y
con la otra la defendían a espada. Desde Amaya se pudo controlar todo el extenso
y fértil territorio con abundantes aguas, que se abría sobre la meseta. Esto
sirvió de expansión para los pueblos del norte, que subsistían en las tierras
más difíciles e improductivas.
Sería Diego Porcelos, seguramente hijo del conde Rodrigo, el poblador de las
tierras más al sur, Burgos y Ubierna. La cercana Villadiego toma su nombre como
fundador o señor.
Durante este tiempo, la ciudad fue asaltada, varias veces por los ejércitos
árabes, pero la sólida fortificación y la característica defensiva natural de
Peña Amaya sirvió para que fueran rechazados. Una vez nos paseemos por ella
comprenderemos la facilidad de su defensa, siendo solamente posible humillarla
mediante largos asedios. Años después, reinando Ramiro II, se
realiza una definitiva repoblación
Con el avance de la reconquista y aseguradas las tierras más al sur, la ciudad
de Amaya irá perdiendo su importancia estratégica y por tanto política.
La villa medieval permanecerá en el cerro, amparada por la
fortaleza que se alza en el punto más alto, hasta que, probablemente en el s.
XII, la población se traslade a la llanura inmediata. El castillo seguirá
siendo sede del señor de Amaya probablemente hasta el siglo XIV. La población
baja a los valles donde encontrarán unas menos difíciles condiciones de vida.
Bueno después de un poco de historia y caminata he decidido ir a refrescarme al pantano de Cervera.
Un saludo
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